El mercado de bonos ha muerto

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Imagen de Markus Steidle en Pixabay

El mercado alcista de bonos ha muerto y la inversión en renta fija no puede verse con los mismos lentes que usados en las últimas cuatro décadas. En un contexto donde la renta fija muestra una relación riesgo/retorno desbalanceada, Bill Gross, gurú de la renta fija, ha orientado su estrategia de inversión hacia acciones preferentes, créditos privados y capital contingente.


 

Bill Gross es, sin duda, una leyenda del mercado de renta fija estadounidense. Sus credenciales incluyen haber sido uno de los fundadores de Pimco, la empresa líder mundial en el manejo de inversiones en renta fija. Aunque se retiró hace unos años, todavía maneja algunas carteras de inversión de clientes institucionales, además de su fortuna personal, por lo que sigue muy al tanto de las grandes tendencias de los mercados financieros actuales.

Gross fue uno de los grandes beneficiarios del mercado alcista en renta fija estadounidense que comenzó en septiembre de 1981 y finalizó en marzo de 2022, con el comienzo del último ciclo alcista de tasas de interés inducido por la Reserva Federal. No es de extrañar entonces que, durante el último año, Gross haya declarado una y otra vez que el mercado alcista de bonos de los últimos cuarenta años había muerto y que no puede verse la inversión en renta fija con los mismos lentes usados en las últimas cuatro décadas.

Para comenzar, Gross sostiene que el crecimiento de la economía estadounidense requiere un mayor volumen de endeudamiento del gobierno federal, vía papeles del Tesoro, ya que la capacidad de nuevo endeudamiento del sector privado es muy limitada. Si el endeudamiento creciese anualmente en el orden de un billón a dos billones de dólares, el aumento de la oferta de papeles del Tesoro impediría que las tasas de interés bajasen, y dado que el precio de los bonos es inversamente proporcional a las tasas de interés, los inversionistas vivirían con el peligro latente de perder dinero ante cualquier episodio de alza de esas tasas.

El futuro comenzará a mostrar sus cartas en noviembre de 2024, una vez que se conozca quien será el nuevo presidente de Estados Unidos. Gross piensa que una victoria de Donald Trump sería «más bajista» y «perturbadora» para los mercados de bonos que la reelección de Joe Biden.

Una de las promesas electorales de Trump es volver permanente una reducción de los impuestos a las empresas que decretó en 2017 y vence en 2025. De cumplirse esta promesa, el Tesoro renunciaría a ingresos por cuatro billones de dólares a lo largo de la próxima década, que deberían sustituirse por endeudamiento federal y eventuales recortes de gastos.

El déficit fiscal de Estados Unidos alcanzó 8,8 por ciento del PIB en el año 2023, más del doble de la cifra de déficit registrada en 2022. Indudablemente, el mercado de renta fija sufrirá las presiones propias de la necesidad de cubrir ese déficit, pero la renta variable también. Por ello, Gross también es relativamente pesimista sobre el mercado de valores estadounidenses, pues la reversión a la media del retorno de este mercado (que rentó 24 por ciento en 2023) predice desempeños futuros en el orden de dos dígitos bajos (diez a quince por ciento).

En este contexto, donde la renta fija convencional muestra una relación riesgo/retorno desbalanceada, Gross ha orientado su estrategia de inversión a acciones preferentes (que pagan mayores dividendos que las acciones comunes pero tienen menos o ningún derecho a voto); créditos privados (deudas de empresas sin suficiente tamaño para acudir directamente a los mercados de bonos) y capital contingente (CoCos).

Capital contingente es un título valor híbrido, creado por los reguladores a raíz de la crisis financiera global de 2007-2008, que sirve para reponer las pérdidas de instituciones bancarias, principalmente aquellas fuera de Estados Unidos. Quienes compran CoCos actúan como compañías de seguros y reciben una prima por cubrir tales riesgos. Este mecanismo reduce la posibilidad de que el Estado rescate instituciones financieras en problemas.

La estrategia de Gross en un escenario de altas tasas de interés es razonable para inversionistas avanzados que entienden las letras pequeñas asociadas a estos vehículos de inversión y que, sobre todo, no tienen necesidades de liquidez a corto plazo. Las inversiones de Bill Gross reflejan también la sofisticación que ha alcanzado el mercado financiero global: cada vez es más frecuente identificar necesidades de financiamiento a la medida, que solo las pueden cubrir quienes tienen el músculo financiero y el conocimiento para invertir en ellas con comodidad.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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