El acertijo de la fortaleza del mercado laboral de Estados Unidos

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Foto de Joe Holland en Unsplash

Dos encuestas en Estados Unidos ofrecen datos distintos sobre la actual situación del desempleo en ese país. El problema está en que las autoridades monetarias toman en cuenta esos datos para decidir sobre las tasas de interés. Si los datos no se corresponden con la realidad, los inversionistas podrían perder dinero.


 

Las tasas de interés en Estados Unidos comenzaron a subir en marzo de 2022 para contrarrestar el alza inflacionaria más importante de las últimas cuatro décadas. En ese contexto se esperaba una contracción del mercado laboral, que tarde o temprano ocasionaría un episodio recesivo.

Pero las cosas no funcionaron como esperaban los técnicos de la Reserva Federal. A finales de junio de 2024, el desempleo estaba en un cuatro por ciento y la tasa de crecimiento del valor de las nóminas empresariales se mantuvo positiva, a pesar de las expectativas.

La Oficina de Estadísticas Laborales del gobierno de Estados Unidos emite mensualmente dos reportes. El primero es la Encuesta Actual de Población, conocida también como Encuesta de Hogares, que mide el estatus de la fuerza laboral de la población civil no institucional (las personas de 16 años o más que no trabajan en las fuerzas armadas). La tasa de desempleo nacional es la estadística más conocida que produce esta encuesta.

El segundo reporte se conoce con el nombre de Estadísticas Actuales de Empleo o Encuesta de Nómina, diseñada para medir el empleo, las horas trabajadas y los ingresos en el sector no agrícola, con detalles por industria y ubicación geográfica. A la encuesta se la conoce por proporcionar un indicador muy fiable de la variación mensual del empleo no agrícola.

Aunque estas encuestas miden diferentes aspectos del mercado laboral tienden, la mayoría de las veces, a mostrar una narrativa común. Sin embargo, desde julio de 2022 se han apreciado divergencias entre ellas.

La Encuesta de Hogares muestra un debilitamiento que sugiere un próximo aumento en la tasa de desempleo. Esto es congruente con la percepción de algunos economistas, quienes señalan que cuando la economía pasa por un punto de inflexión, los cambios en las tendencias económicas se reflejan primero en la Encuesta de Hogares; a pesar de que esta, al basarse en una muestra más pequeña (60.000 hogares), tiende a mostrar mayor volatilidad en sus resultados que la Encuesta de Nómina.

Desde el final de la pandemia ha aumentado la inmigración, tanto de los trabajadores que lo han hecho legalmente como de los que no. Este flujo de individuos podría afectar la calidad de las mediciones que se hacen sobre el mercado laboral estadounidense.

Es muy probable que los trabajadores ilegales no estén representados en la Encuesta de Hogares, que requiere la identificación del cabeza de familia que responde la encuesta, mientras que las empresas participantes en la Encuesta de Nómina reportan datos agregados, por lo que no tienen la obligación de informar sobre el estatus migratorio de sus empleados.

El número de inmigrantes ilegales en Estados Unidos se calcula en cuatro millones de personas. Si cerca de la mitad están empleados, entonces más de dos millones de individuos están subestimados en la Encuesta de Hogares. Tal número explicaría la mitad de la brecha de 3,8 millones entre las mediciones de ambas encuestas.

Las personas que tienen múltiples empleos, gracias al teletrabajo, podrían aparecer varias veces en la Encuesta de Nómina. Este grupo debe ser cercano a 800.000 personas y ayuda a explicar otra fracción de la brecha entre ambas medidas.

Los datos de la distribución de la población se ponderan sobre la base del censo del año 2020, que no toma en cuenta los procesos migratorios internos: de las zonas urbanas con mayor costo de vida y mayor desempleo a ciudades intermedias. Como resultado, los estados con mucho desempleo, como Nueva York, California e Illinois, resultan sobrerrepresentados en los datos nacionales, mientras que las regiones con fuerte crecimiento del empleo y menores tasas de desempleo están subrepresentadas.

La implicación más directa de esta subestimación del empleo es que los mercados financieros apuestan a que muy pronto comenzará el ciclo de reducción de las tasas de interés para responder al debilitamiento del mercado laboral. Si tal debilitamiento no es real, los inversionistas sufrirán un desengaño que les costará dinero.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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