Y Ghana refinanció su deuda pública

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El gobierno de Ghana y un grupo de inversionistas internacionales llegaron a un acuerdo de refinanciamiento que reducirá en cuarenta por ciento una deuda de 13.000 millones de dólares. La aspiración del G20 es que se estandaricen los procesos de restructuración para que los países insolventes puedan volver a los mercados financieros.


 

El pasado 24 de junio de 2024 el gobierno de Ghana y un grupo de tenedores internacionales de bonos, entre los que se encuentran Abrdn, Neuberger Berman, Greylock Capital Management y Amundi, llegaron a un acuerdo de refinanciamiento que reducirá en un cuarenta por ciento el valor facial de una deuda soberana de 13.000 millones de dólares.

Ghana suspendió el pago de deuda externa —de casi 30.000 millones de dólares— a finales de 2022, cuando sufrió una inflación de dos dígitos y caídas en las exportaciones de oro, cacao y petróleo. El acuerdo es la última reestructuración de deuda soberana lanzada bajo un «marco común» aprobado por el G20 con el Club de París en noviembre de 2023, para apoyar, de manera estructural, a los países de bajos ingresos con deudas insostenibles. Siguiendo estas reglas Zambia firmó también, en mayo de 2024, una restructuración luego de cuatro años de insolvencia.

La aspiración del G20 es que se estandaricen los procesos de restructuración de deuda soberana. De esta manera, los países insolventes podrían tener nuevamente acceso a los mercados financieros internacionales lo más pronto posible luego de que lleguen a acuerdos sostenibles con sus acreedores.

El propósito de la estandarización es que los gobiernos soberanos comiencen a usar cláusulas contractuales, tanto en las reestructuraciones como en futuras emisiones de bonos, que no den oportunidades de lucro a los «fondos buitres» —que atrasan y encarecen las reestructuraciones— o impliquen la cesión de activos estratégicos del país, típica en los endeudamientos con grupos financieros chinos, que se vuelven piedras de tranca para las reestructuraciones con terceros que perciben recibir un trato inferior. En la última renegociación, Ghana incluyó una cláusula llamada del «acreedor más favorecido», que impedirá al gobierno dar a otros prestamistas mejores condiciones que a los tenedores de bonos.

Un acuerdo sostenible implica cronogramas de pago cónsonos con las capacidades financieras del país deudor, sin comprometer excesivamente los flujos de caja que deben destinarse al desarrollo del país y la inversión social. A cambio de la reducción del monto adeudado, el país debe sanear sus finanzas públicas, para evitar así caer de nuevo en pocos años en un evento de insolvencia soberana. Cuando estos acuerdos son robustos, establecen mecanismos para restructurar la deuda soberana de manera casi automática, en caso de que, por causas de fuerzas mayor no imputables al país deudor, no pueda cumplirse el cronograma de pago negociado.

Ghana recibió un rescate de 3.000 millones de dólares del Fondo Monetario Internacional, condicionado al buen término de las conversaciones con los distintos tipos de acreedores, de los cuales se esperaba la aceptación de importantes reducciones de los montos adeudados. La deuda soberana de Ghana se reparte entre acreedores privados y oficiales. Con los acreedores privados se llegó a una renegociación. Se espera que los oficiales acepten términos similares.

El comité internacional de tenedores de bonos posee alrededor del cuarenta por ciento de la deuda, mientras que un comité regional de tenedores de bonos posee quince por ciento. La mayoría de los bonos perderán el 37 por ciento de su valor nominal, a medida que se reestructuren en deudas con vencimientos más largos que paguen un interés del cinco por ciento durante los próximos cuatro años.

Los acreedores que no puedan otorgar descuentos al valor facial de lo adeudado podrían recibir nuevos bonos por el orden de 1.600 millones de dólares, que devengan una tasa de interés del 1,5 por ciento, que obviamente es un descuento disfrazado de la acreencia. A Ghana también se le exigirá emitir cada semestre información pública sobre el desempeño de sus bonos soberanos. A los ojos de los acreedores, este tipo de medidas ayudará a normalizar las relaciones entre Ghana y los mercados financieros.

La restructuración de deudas soberanas tiene todavía muchas aristas por pulir. La estandarización de los procesos de reestructuración es un gran avance, pero el desarrollo de mecanismos para obligar a los gobiernos soberanos a cumplir al pie de la letra sus compromisos de reestructuración es un nuevo capítulo de esta historia en pleno desarrollo.


Carlos Jaramillo, vicepresidente ejecutivo del IESA.

Este artículo se publica en alianza con Arca Análisis Económico.

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